Vértigo e inestabilidad

El vértigo más frecuente. Al realizar algún movimiento como levantarse, acostarse o girarse en la cama, la persona afectada siente que todo le da vueltas y no puede moverse. Si descansa los síntomas disminuyen, pero, al repetir movimiento, los síntomas regresan.

Una variedad de vértigo muy frecuente que, en muchas ocasiones, se tarde en diagnosticar, ya que puede debutar como una presión o sensación de taponamiento en un oído que va seguida de una sensación de mareo.

En muchas ocasiones, se atribuye a cuadros congestivos del oído medio o tubaritis.

Los síntomas pueden desaparecer para regresar un tiempo después de forma más severa como: presión, pérdida de audición, acúfenos (percepción de ruido en el oído) que no para de aumentar. Posteriormente, se sufre una crisis aguda de vértigo con sensación de giro, náuseas y vómitos.

Un dato muy significativo es que, al darse la crisis en las primeras fases de la enfermedad, el paciente siente un cese de la presión, el acúfeno y recupera la audición. Ahora bien, en caso de repetición de las crisis, el acúfeno y la sordera se quedan fijos y aumentan progresivamente en relación con los cuadros.

Se le mueve al paciente que está sentado en un sillón con movimientos rotatorios y cuantificamos los movimientos oculares que le ocasiona.

Mediante esta plataforma se obtiene el equilibrio total del paciente, ya que se estudian los tres elementos que intervienen en el equilibrio: visual, somasensorial (cuello, columna, etc.) y vestibular (oído).

Así, en de tener alterada la estabilidad, se sabe qué elemento o elementos es el alterado o alterados.

Plataformas BRU y Ballanz

Se obtiene la estabilidad laberíntica mediante estímulos visuales repetitivos.

El paciente se sitúa en diferentes situaciones (viajar en coche, barco, grandes almacenes, etc…) y se determina la alteración del equilibrio que presenta.

A partir de diferentes movimientos de cabeza que realiza el explorador, se llevan a cabo los denominados Test de Dix Hallpike, Test decúbito lateral y Test de rotación. Con ellos, se obtienen un diagnóstico de canal semicircular afectado que servirá en el tratamiento posterior.

Una prueba basada en el llamado reflejo óculo vestibular. Ante una alteración laberíntica, se produce un movimiento del globo ocular, por lo que esta prueba es muy eficaz de cara a lograr un diagnóstico certero.

Se introduce agua dentro del oído a diferentes temperaturas fía y caliente y se observa cómo responden los laberintos y el grado de alteración funcional.

Uno de los últimos elementos incorporados para el diagnóstico de vértigo. Mediante giros cefálicos se obtiene un diagnóstico topográfico de la alteración del canal afectado.